El maniquí tras el cristal.
Fijos los ojos en un punto
invisible a los ojos.
Ajeno al tiempo penetra
el silencio que lo aísla
mientras multitud de vestidos cubren
un desnudo huérfano de brazos.
Eje
de un mundo que gira
ignorando su centro.
El maniquí tras el cristal.
Fijos los ojos en un punto
invisible a los ojos.
Ajeno al tiempo penetra
el silencio que lo aísla
mientras multitud de vestidos cubren
un desnudo huérfano de brazos.
Eje
de un mundo que gira
ignorando su centro.