El ojo se hace fuerte tras la máscara,
furtivo en el festín de los escotes.
Tienta en el cruce de miradas,
puntea los sentidos como cuerdas
en la noche de alcohol.
Bebe en los pasadizos de la música,
en los desagües de la piel
enfebrecida por el baile.
Busca en el destape
la intimidad perdida.