El muro frontal de Fabricio Estrada

I

Cierta suciedad en el ambiente.
La basura desordenada
entre las vísceras del aire.
Los amigos viéndome distinto,
muy cambiado;
verme una vez por cada uno que se casa
no es para menos…
Las distancias se alargan cuanto pueden,
como la edad y el olvido.

Pasan las circunstancias,
indicios de que tiempo atrás
anarquizamos la noche.
Pasan las actitudes,
lo alienante,
horas que fueron parte y hechos.
Ciertas imágenes como un sueño empañado
o como un recuerdo
que se resiste a concretar sus líneas.

II

El muro de la casa de enfrente
es el mismo que quisimos pintar
con graffitis de mujeres desnudas,
con nubes que desde aquí
nos parecieron siempre
las olas de las playas.
Tras los cerros conocimos
la imponente redundancia del adolescente,
imaginábamos,
el primer compromiso con el amor,
la última promesa de nunca separarnos
y el estruendoso silencio
con el que posiblemente dialogan
los seres submarinos.