El ruiseñor de Alberto Blanco

Ella soñó
hace mucho tiempo
este mismo sueño musical.
Ahora lo traigo a la memoria.

El camino estaba bordeado de estrellas,
los lirios pesaban en plena noche
y ella me sugería la silueta
de un ciprés estremecido.

Del túnel vimos salir a la luna
seguida de otras máquinas brillantes.
Su cuerpo plateado recordaba a las diosas
de la pantalla de la dulce tibieza de aquel verano.

El sigilo de las ruedas se mezclaba con el parpadeo
nocturno de los grillos, el viento enmascarado
y el ruiseñor dramatizado en la maleza.

Conozco muy bien este sueño:
las pausas forman parte de la canción
y un leve temblor recorre nuestros caminos.

Aún podemos escuchar allá, a lo lejos,
la celebración del canto
y risas, danzas…