Lo sostiene el camino:
«El mundo está en llamas,
¡y tú estás riendo!»
Y la ceniza de la imagen
desciende lentamente
del agua del cielo.
En tiempos de la luna gris
se asoma a los espejos
de cola blanca y negra.
Su reflejo es una leyenda
que habla de otro tiempo:
de largos días sin sombra
y de jardines sin invierno.
Hoy encuentra en la jaula
los días demasiado cortos
como frutas picadas…
Como astros de hueso
flotando a la deriva…
Renaciendo del fuego
para cumplir un ciclo
en los límites del día.
De todas las cenizas
la que canta mejor
es el zenzontle.