El vuelo del alma de Omar Khayyam

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Y caso extraño ¿no? De las vidas aquéllas
que primero pasaron tras la cortina oscura,
ninguna aquí retorna a mostrarnos sus huellas,
para abrir nuevas rutas por entre las estrellas.

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Y las revelaciones del sabio y del devoto,
que profetas ungidos en llamas difundieron,
¿qué son sino consejos de un ensueño remoto,
dichos y al punto vueltos a su dormir ignoto?

69
Porque si el alma puede dejar su polvo turbio,
y cabalgar desnuda por los aires del cielo
¿No es, acaso, vergüenza, no es un fatal disturbio
habitar por más tiempo en este vil suburbio?

70
Y éste es sólo una tienda donde un sultán reposa
mientras va de camino al reino de la muerte:
Sale el sultán, y al punto, un hosco peón de fosa
la alza, y para otro huésped la adereza lujosa.

71
Y yo envié mi alma tras lo Invisible eterno,
del más allá una carta buscando descifrar;
tras una larga angustia de mi conflicto interno,
vuelve y me lee: -«Mira: yo soy Cielo e Infierno».

72
Cielo es sólo visión del Deseo cumplido
y el Infierno la sombra de un alma de ansia presa,
lanzada a esta tiniebla donde, apenas surgido,
el hombre ha de quedar en polvo convertido.

73
Y al fin no somos más que una movible fila
de fantásticas formas que vienen y que van
en torno a esta Linterna del Sol, que alumbra, oscila,
y el Maestro abre y cierra cual mágica pupila.

74
Nosotros, piezas mudas del juego que Él despliega
sobre el tablero abierto de noches y de días,
aquí y allá las mueve, las une, las despega,
y una a una en la Caja, al final, las relega.

75
La bola nada inquiere de sí, ni no, ni modo,
y el jugador doquiera de un lado al otro corre:
pero él, que los echara en el campo de lodo,
todo de ellos lo sabe, ¡oh, todo, todo, todo!

76
Su índice el fallo escribe: si tu piedad impetra,
si tu ingenio excogita, si tu fe intercede
por borrar una línea, tu voz nunca penetra;
ni tus lágrimas juntas lavarán una letra.