Pido la palabra

Ciudadanos del mundo,
en nombre de mi patria, pido la palabra.
En nombre de mi pueblo, sencillo como el agua de la acequia,
pido la palabra.

En mi pequeña morada comenzó la patria
allí todos gritaban en las noches cuando el puño del alcohol,
caía sobre el rostro de mi madre, recuerdo la sangre y los nervios,
los nervios en angustia de alambres aprensados;
en las noches ondas, pobladas de llanto y el miedo de los pequeñitos allá,
en la esquina más dolorosa de mi sangre, comenzó la patria.

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Simplemente

Si pudiéramos decir:
el árbol, simplemente,
sin viento que lo inquieten,
sin pájaros que lo pinten.

Y luego,
la mujer, simplemente,
sin adjetivos,
sin paisaje que la desnude.

Después,
el hombre, simplemente,
sin miedo que lo agigante
ni sombra que lo entretenga.

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