¡Eh!… peregrino que por esta vía
atraviesas con planta indiferente,
¿Vienes tal vez de tan remota gente
que el duelo ignoras de la patria mía?
¿Cómo no lloras ¡ay! cuando sombría
cruzas por medio su ciudad doliente,
como quien nada sabe, nada siente
del grave luto que oscurece el día?
Si te detienes a escuchar el caso,
yo sé de cierto que llorando, amigo,
no pudieras de aquí mover el paso:
Perdió Italia a Beatriz; y cuanto dijo
a otros hombres hablando de la bella,
tiene virtud de hacer llorar por ella.