Antonio de mis amores
alcanzo el punto central de la Rueda.
Recorro la síntesis de una noche
contigo desnudo en mis brazos:
¡Que muera el Rey!
Hablemos de política,
destruyamos las convenciones
y amémonos, que el tiempo es poco.
Vuela la paloma
sobre mi recinto de sombras.
Mi ojo izquierdo sigue siendo
el décimo arcano del Tarot.
El último arazo
de mi vida mortal
tiene una túnica naranja.
¿Quién dijo aquello de
Post coitum, animal triste?
A mí me llaman Eboli, la profeta.