Y miré hacia atrás contenta
de estar lejos de todo
engrandeciendo los recuerdos
convertida en poeta.
Y estaba allí sola pensando
allí sola me quedaré.
Poemas de Carlota Caulfield
Dos amantes caminan por un muro húmedo
y aparece frente a ellos una ciudad.
Suave es el animal que abre su mirar,
disuelve su respiración
y se desnuda entre espacios sin límites.
-Te dejaré pacer en mis mejillas,
mientras una gota de agua fresca trae consigo
un olor a este mismo instante.
En el cuadro hay un niño sonámbulo, pero no se puede
saber si camina o vuela. El movimiento de la retina
no quiere terminar el juego de lo que reposa o se alza.
El hilo de luz crea una transparencia en la mano que hace
ver su anillo.
No reconozco mi color.
En Alejandría perdí mi sombra
y toda apariencia de ciudad
ha sido belleza de lo inútil.
Todas mis coartadas sólo
sirvieron para estrechar
los lazos con la muerte.
Mi cuerpo encuadernado de lino
y la operación final
de enrollar mis venas.
Se extiende la escritura desatada
ante los espejos del cuerpo.
Las imágenes son pródigas
y el chispazo delicado del gozo
se cierran sobre la cintura
mientras se declara disidente.
Con fragmentos se construye el ánfora.
El descenso de la rueda termina.
1
En los espejos
diez esferas y diez decires
especulan a libro abierto:
la luz del ojo brota de la pupila
de la siempre sorprendida.
2
Pintar el mundo al revés
es recordar:
la risa del rey estalla
sobre la corona y la volatiliza.
1- 2- 3-. Juegos alquímicos, memorias de tesoros de Alvaro Cunqueiro y un viaje al observatorio de Julio Cortázar. Un escuchar y decir con Abraham Abulafia (Zaragoza 1240-Barcelona 1292) y la Cábala profética. El camino hacia la judería de Gerona en el siglo XIII: el punto de llegada, el call y la casa de Jonáh.
Encontrado entre los papeles inéditos de George Sand.
Se cree que esta carta fue escrita en Mallorca
en medio de su pasión por Federico
Respiro y descanso
al mirarte desnudo.
Este acompañarnos y saber callar
por los caminos de nuestro dolor:
mi escritura se teje
sobre las paredes
del incomparable acorde de tus manos.
«La bandada de aves cruza el viento por encima del río»
Inscripción egipcia
Entre la palabra y la música
llevo mi rubor ceñido
hasta los tobillos.
Ojos, párpados, labios, uñas…
vigilan la suerte
de la quietud imposible.
Henri:
Je pense à toi tous le temps.
Anaïs
Lo único que quiero saber es
si detrás del espejo
me esperan tus ojos.
Kess me quick, my dear,
que la vida es breve.
Inmutable e infinito
es tu cuerpo
de venado salvaje:
Es tu pelo
todos los árboles
Son tus ojos
todas las luces
Es tu nariz
todos los puentes
Son tus labios
todos los caminos
Es tu cuello
todas las canteras
Son tus hombros
todos los pilares
Tu pecho
todas las geografías
tus brazos
todos los vientos
Tu vientre
todas las espesuras
Tus piernas
todas las transformaciones
Inmutable e infinito:
eres
Del castillo feudal y sus zozobras,
hago arpa, laúd y guitarra,
y subo a la torre
en el puente levadizo
de tu bellísimo vientre.
Describo tus ojos,
el arco de tus cejas.
Toco tu mirada,
presiento tu boca,
y tu sonrisa estalla
en mis brazos,
sobre tu talle estrecho.
¡Que Dios castigue con toda clase de castigos a esa
mujer que en este mismo instante posee aquello que me
es más querido en este siglo XVI! Maldigo las noches
y todos los instantes que pasas en otros brazos que no
son los míos.
Padre, si usted fuera mujer
entendería las razones
y no me haría decir tantas avemarías
Padre, ¿no se da cuenta?
mi castigo de ahora
es libertad en el siglo XX.
En una tinaja
escondo el quipú
con la historia
y los sonidos
de nuestros besos.
Querido mio,
Guarda bien la cinta de mi talle.
Piensa en mi pelo y en sus adornos.
Yo pienso en ti y te aseguro
que muy prontico sobornaré a mamaogro
para seguir tejiendo de colores tu cuerpo a mi cuerpo.
En el llamado Libro de Cocina, códice V, de la Universidad de Pisa, leí una receta verdaderamente curiosa titulada «Anónimo deseado». No me es permitido reproducir la receta, sólo puedo decir que metí ls manos en una pasta fría y que trabajé con la imaginación hasta ver las cosas más curiosas y encantadoras de varios mundos.
¿Sabes que soy muy pesada de manos? Me gusta
pegar; creo que acaricio y dejo una mancha. Las mu-
chachas que viven conmigo dicen que mis palomas
(las manos) son en verdad gavilanes…
(Carta de Gabriela Mistral a Manuel Magallanes)
Manuel, esta es mi carta XXVI
y sigo disfrutando este hablarte.
Antonio de mis amores
alcanzo el punto central de la Rueda.
Recorro la síntesis de una noche
contigo desnudo en mis brazos:
¡Que muera el Rey!
Hablemos de política,
destruyamos las convenciones
y amémonos, que el tiempo es poco.
I
Foyer et Enfant
El vino de l’impalliata
se fermenta con membrillo
y despide penetrante aroma
de almizcle.
La pelusa cenicienta de mi vientre
se espiga y late
a los sones de tu risa estrepitosa.
miel en todos los panes
miel en todas las bocas
miel en ti, amado mío,
con una pizca de canela,
y una cucharadita de vainilla.
para dejar mi vestido amarillo
mi escudo de armas
mis cincuenta y una perlas
mis poemas y mis cartas
a aquel que una tarde de enero,
en Piazza San Marco,
se miró en mis ojos
sin decirme nada…
Siempre me he sentido como Carolina Lamb
desde que vi aquella película en La Habana.
Yo también me he disfrazado de cochero,
he hablado en idiomas extraños,
he falsificado identificaciones y
he escrito cartas apasionadas,
para despertar sobre tu pecho.
I
Zaida se confunde por los caminos de Dios
con mi manto de pelusa cenicienta
que revolotea sobre nuestro liso cuerpo de cobre
mientras por debajo del velo
me hablas de amor.
II
La escritura de mi cuerpo
es una rica capa con hombreras
a la moda de Bagdad.
Cuando venga mi amado,
le daré leche azucarada
con un testículo
de macho cabrío bien hervido.
Mi manual de etiqueta
es el Kama-Sutra,
y mi maestro es el sabio Vatsyayana.
Cuando venga mi amado,
le daré huevecillos de gorrión,
con mantequilla y miel,
cocidos a fuego muy suave.
Por haberme besado, querido amigo,
tienes varios años de buena suerte
y pasas a la posteridad inmaculado.
Debo decirte que admiro varias cosas de ti:
tu manera de vestirte,
tus brazos, la curva de tus labios,
tu sonrisa de niño salvaje,
tu buen apetito y el no haber
contestado mis cartas.
Nanna le dice a Pippa
que
nuestra prudencia es
un teatro de cartón
lleno de memorias
que nos regala Giulio Camillo.
En tus transformaciones
hoy me pareces un ready-made
y ayer una hoja en blanco
a punto de ser escrita por muchas plumas.