entre el humo de los neumáticos se veía arder
helicoidal y pequeñito, al espíritu de nuestro beso
nro. 2, dado, sobre el puente duro; duro de los días
tentadísimo de hablar sobre tu palestina, tus ojos claros
pero no, el amor es una víbora sagrada y de oro
que en todo hueco caliente desaparece
en silencio / luego de haber dejado casi sin aliento,
al cuerpo exhausto
– el cuerpo social –
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qué cosas nos unían? el desasosiego, tu jean gastado?
el sabernos serios en la foto del diario?
y en esta suerte de huelga permanente de los sentidos crípticos?
desnudos?
desnudos y del color del sol cuando declina declina siempre,
sobre el puente?
– el cruce a la estadística más feroz –
el óxido de las tardes en el cielo la fe de hierro en la asamblea
contar en la madrugada 10 colectivos en fila 10 en niebla, y siluetas
que se encolumnaban / desdibujadas / a lo largo de toda, toda Avda. nueva
tu nombre a beberse sobre el borde del vaso de vino mientras te espero
y ojalá que para este poema hoy haya lluvia… (tanta lluvia)
que así no hay patrullero que pueda entrar en los barrios de la memoria
… y justo ayer lunes 12, que comencé a escribir sobre lo nuestro
como aquella vez en una pared a la cal con un carbón hallado muerto,
en el descampado / carboncito para el horno de barro
mineral pequeño quería ser pan sin manos atadas. Hallado sin vida.
– Te vengaremos –
Pero que hacía allí besándote? y que sublevación nos es ahora tan necesaria?
oh Dios! cuanto olor azul en el recuerdo de aquel comedor comunitario
y ven entonces! vuelve a abrazarme en crisis! en sed! en hambres sucesivas
en soledades diarias! /
– los hombres no lloran –
Y no fue justa esa pertenencia y yo no estaba allí, así, digamos:
con sobrecarga de lirismos sobre el esqueleto del caos
(entraba y salía – stop – entraba y salía)
sobre el mármol de alguna facultad transgénica y estudiantes en rojo
sobre sueños de libertad y el amor para el que al fin no hubo tiempo
y fue,
apenas un segundo un insert / en el film testimonial
– film / que ahora se difunde en el extranjero –
nunca, fui, de tu mundo corazón, lo siento,
ni tú lo eras en verdad con esa tu suave voz / sonido de rosas amarillas,
reitero:
ni lo es aún este amor militante para la estadística del gobierno
ni en realidad tendría… porqué serlo
la guerra fue desatada y llega, con su hálito de mirra encendida
con su muerto mediático, en el día a día
con su acento monótono-átona bala de plomo en el cráneo. Llega.
Lejos de toda sirena triste todo hospital del cono-urbano
lejos del humo de los neumáticos descendiendo al sur
– descendiendo al sur –
el mejor de los lobos muta en serpiente y no sabe de distancias
ni de palestinas enamoradas rodeando a tu cuello
descansa apenas, muda su piel en aguas sagradas
no le da lugar al cariño mientras recorre el continente
repta, se sumerge, sisea entre la gente
las redes hídricas llevan su mensaje de fuego
– pero… y nos van a matar a todos –
(- nos van a matar a todos! -)
al fin / siempre / es un pretexto la pasión
para terminar como en un vitreaux de miedo /
en virgen de terracota concluir
en columna de mármol partida al medio
en 6 palabras grises:
– nos-van-a-matar-a-todos –
somos una cantidad con palos con piedras, mensurados, cuidadosamente,
por un demonio rojiblanco y azul y la poesía:
solo una excusa burda, pueril,
asfáltica… falta de fé
por eso mi amor de ojos tan claros sobre el puente,
por el bien de todos los barrios en lluvias desaparezcamos / seamos /
fantasmas entre casas bajas…
entre el verbo llamado a silencio reagrupémonos / hagámoslo /
entre las sombras, ayudemos
a todas
todas las revoluciones del alma
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Colofón:
… y así era
como me hablabas del estío y caminabas
con tus zapatillas por el barrio
y tu sonrisa jugabas / a entornarla en tu pañuelo
y la memoria de lo bueno, sobre el puente
besos nro 2, dados…
esos besos…
de un espíritu helicoidal, y pequeñito
elevándose con el humo de los neumáticos hacia Dios
esos besos… van a ser siempre en blanco
y van a ser clandestinamente,
siempre en negro.