Es elocuente cuanto no te diga, pues ninguna
palabra clarifica .
como el silencio.
Decirte adiós es esta copa larga
con un sabor a nunca. Sin embargo,
perdido entre el alcohol, hay en su fondo
un verso.
Ese es el tuyo. Bébelo
no despacio, pero no tampoco
con la aceleración de quien se marcha
y envenena el cristal. Deja que el vaso
pueda hablar en tu boca. Y, aunque al fin vacío,
mantenga su temblor. Ya que quien ama
para siempre lo hace.