La noche junto a mí. La compañera
del alcohol, los besos y el desvío.
La noche en el espacio y en el frío.
La noche en fin. Y una mujer cualquiera.
Una mujer cualquiera en el desvío
de la hora que ríe placentera.
Una cualquier mujer que no supiera
más que pasar la noche bajo el frío.
Pasar la noche y esperar la aurora.
Y al vino devolver su primitiva
forma de uva, la boca tentadora.
Esa mujer eterna y fugitiva.
Esa mujer de siempre y de una hora:
Mariela, Esther, Emperatriz, Oliva.