No, con las manos tiranas de Rodin no
sino con las del poeta de Las Elegías…
o las de Camille (o Clara) la mayor desprotegida
Con ellas o las tuyas para aspirar al escriba
que logre modelar tu silueta en la noche
donde se confunden brazos torsos y sonrisas
O tal como el otro poeta
el de la frontera
que con bastón y boina
hiciera de María su amazona primigenia
Porque no espero el almuerzo ni la cena
mientras das los últimos toques a una figura
Se trata de tus huellas en los modelados
las que atenazan el barro como tus muslos
con el fuego que enloquece a los hombres
Porque el barro y su envés
en la alquimia de tus destrezas de mujer
son el aguafuerte donde nunca escribiré
acaso el vano intento de abarcar tu onda expansiva
para expresar que tus manos, no las del tirano,
propician y elaboran todas las formas de la vida