Fin de otoño de Hjalmar Flax

(al regresar de East Hampton,
luego de visitar al poeta David Ignatow)

Un hombre ataja por un campo abierto.
Su abrigo es color tierra.
Le florece el aliento a cada paso.
El viento lo despeina.

El campo abierto es ancho para el hombre.
Para los astronautas es pequeño.
Y si de cerca es una cosa triste,
también es cosa triste desde lejos.

Desde lejos el hombre se confunde
con la tersa textura del terreno.
Y desde cerca el hombre se confunde
con sólo atravesar un campo abierto.

Esto no piensa el hombre que camina.
Piensa que ha de llegar hasta su fuego.