Silueteando el paranoico horizonte
Difuso del día,
Diariamente logopedaleado
Por las amarantas de las horas
Asesinadas por la amarga
Cicuta de la rutina.
Morosamente sufrida se descuelga
La espera tricúspide,
Aracnoideo acuoso
Que tiende la telaraña ocular
De los sentidos.
El hambre inhibe el silbido
Saprofito del estómago
Envenenando el canto
Aerofágico de la voz.