Lo triste es así…
Peter Altenberg
Dos lánguidos camellos, de elásticas cervices,
de verdes ojos claros y piel sedosa y rubia,
los cuellos recogidos, hinchadas las narices,
a grandes pasos miden un arenal de Nubia.
Alzaron la cabeza para orientarse, y luego
el soñoliento avance de sus vellosas piernas
bajo el rojizo dombo de aquel cénit de fuego
pararon silenciosos, al pie de las cisternas…
Un lustro apenas cargan bajo el azul magnífico,
y ya sus ojos quema la fiebre del tormento;
tal vez leyeron, sabios, borroso jeroglífico
perdido entre las ruinas de infausto monumento.
» Leer Mas…