Dime:
Si yo fuese a tu alcoba
en una noche clara,
desdoblado mi oloroso cabello,
y mis dientes brillaran
al borde de tus labios,
¿cómo responderías oyéndome decir: ¡Abrázame!?
¿Romperías las leyes
del gran amor que te sujeta?
Mas, no. No te provocaré. Intento vano.
Yo sé que aunque me encuadre tu mirada,
no me pinta el pincel de tu deseo.
QUIJOTE:
Te han amado los hombres.
Yo te amo por todas las mujeres.