Isótopos de María Eugenia Caseiro

A la Abuela, a mis Hermanas, a mi Madre

Palomas.

Todo es reposo en el hogar
la puerta sin discordia, el pan
sale de sus manos tan llenas de nosotros
siempre a cobijar
las mañanas de sus dedos que relucen
palomas olorosas.

Ángeles.

Guarda como nadie
la destreza de ensartar agujas
arcángel esponjoso
suma de su amar,
amar dotado en trazos de merengue,
ángeles recién horneados
en la efímera paciencia de la vida.

Gota.

Yo que no tengo estrellas que contar
me vuelvo adentro a sus adentros
los míos que recuerdan
el vaivén de sus pulmones,
sus arterias calientes…
ella se agita, me sabe
gota pura;
blanda gota de sus ojos concebida
travesía vertical
hasta el mar de toda hora
en reposo.

Isótopos.

Allá afuera se mueven mis hermanas
colmadas de extensiones purísimas,
isótopos
de mi misma suerte a devanar
hilo comenzable en mi nostalgia.

Riesgo.

Ella entiende la torpeza, el riesgo de su vida
desde antes de nacer desdoblado su fantasma
surcado con su nombre toca en mí
yo no respondo sin saber qué hacer.
Mido la muerte desde allí
Dios es hoy mi padre tranquilamente amarillo y azotado.