Jacobo Ripstein de Max Aub

Nació en Esmirna, emigró niño con su tío, rabino famoso, en 1949. Cleptómano de profesión
y miedoso de condición principal, se pasó la juventud huyendo de calle en calle, de pueblo en
ciudad. Se alistó. No hizo mal papel: murió el cuarto día.

Centinela

Soy centinela:
espero la primera luz del día
para dar la orden de ataque.
De pronto creo posible,
hoy de que no salga el sol
y que la noche se vuelva
eternidad eterna.

¿Qué debo hacer?
dime, Javé.
Porque parece
que así va a suceder:
-Dime Javé, ¿qué debo hacer?
El tiempo está pasando en vano.
El horizonte no aparece.
-Dime, Abraham ¿qué debo hacer?

Ve, las estrellas brillan como nunca,
no nace el alba…

Y si gritara
¿y no me oyeran?

* * * * *

Miedo

Todo está llano
oscuro solitario
solo ¿dónde está el viento?
Allí. ¿Qué ruido…? Ninguno
y de pronto agudo
fino, fino, silbo un tiro
el viento murió de miedo.
Nadie.
¿Quién va? ¿Quién viene? ¿Quién sale?
¡Madre! ¡Llévame!
¡Nunca te conocí!
Por eso estoy aquí.
¡Madre oscura, noche clara
llévame a Tel-Aviv!
¿Qué vine a hacer aquí?

Me pesa como plomo
lo que perdí.
¡Qué leve el odio!
No sirve, quiero algo más profundo,
atroz, desconocido, machacándolo todo
en ti y reducirte a lodo.
¡Estoy perdido!
(en todos los sentidos).

* * * * *

Espejo

He aquí la muerte
que a nada se parece.
Parece, tú, perece.
Estoy frente a la muerte,
frente a frente en el frente.
¿La tuya? ¿La mía?
¿A qué se parece?
¿A la noche o al día?
¿Cómo es? ¿Qué color tiene?
¿Negra? ¿Por qué ha de serlo?
A lo mejor
es igual al desierto,
pero mayor.
Como la vida misma,
pero más grande.
Tal vez muerta de miedo
viéndose en un espejo,
como yo.