Nació en las laderas del monte Ararat, vivió desde muy joven en Jerusalén,
fue guardián del museo Rockefeller, donde sucedió días antes de morir a un
tío suyo, herido. Farfullaba el inglés y el francés. Murió en el jardín del museo,
el primer día.
Y si soy, ¿quién soy?
Nadie lo sabe. ¿Cantan las piedras
como si fuesen viento?
Creo que sí. No. No canta nadie.
Todo está oscuro.
Pero tengo hambre, Noemí.
Hambre de ti, pero hambre sin más,
hambre sola, roedora.
Comerte poco a poco,
empezando por los labios,
comerte poco a poco
continuando por la lengua,
comerte dormido, dormida.
Mas sólo estoy aquí para matar.