Al calor de tu forma progresa mi sangre, en el aire
de sueño
el clima para lo solo eres tú
-una sombra canta para ti en el fondo del agua al
compás de mi corazón
y en tu mirar mis ojos están silenciosos por la música
al soplo de la luz,
en el cielo y en la oscuridad.
Poemas de Jaime Saenz
Llegada la hora en que el astro se apague,
quedarán mis ojos en los aires que contigo fulguraban
Silenciosamente y como una luz
reposa en mi camino
la transparencia del olvido.
Tu aliento me devuelve a la espera y a la tristeza de la tierra,
no te apartes del caer de la tarde
-no me dejes descubrir sino detrás de ti
lo que tengo todavía que morir.
Permaneces todo el tiempo en el olor de las montañas
cuando el sol se retira,
y me parece escuchar tu respiración en la frescura de la sombra
como un adiós pensativo.
De tu partida, que es como una lumbre, se condolerán
estas claras imágenes
por el viento de la tarde mecidas aquí y a lo lejos;
yo te acompaño con el rumor de las hojas, miro por
ti las cosas que amabas
-el alba no borrará tu paso, eres visible.
(A modo de manifestarse
estupor ante lo bromista
de la mirada).
I
Olvidó los océanos y las voces
replegado con los demás en el apagado símbolo de los puentes – hizo perdurar el crepúsculo
al igual de la condición de los afectos al árbol
los ensangrentados
los de largas cabelleras
los forjadores del viento
los que con la impasibilidad de las cosas han
depositado un pétalo
una arena un aire en el arco olvidado de aquella
cumbre
los que iniciados en los triunfos de la naturaleza
en las revelaciones de las edades y de las lluvias
anuncian las transformaciones del sonido, figura tuya
– no sé aún quién eres
los que sean lo mismo que los rios parte vital de las
montañas
los que sean
los que realmente vivan y mueran sin hacer gesto de
desagrado
los que se queden imberbes y también los barbudos y
los barrigones
dignos y naturales cuando el sonido y el viento son
una misma cosa
cuando no existe necesidad de que no hayan moscas
cuando no se tiene que pagar para que besen a los
delegados y el beso no sea más que beso y no señal
torcida hypócrita y atentatoria
cuando el matar no es condenable sino sólo matar y
el término con que se designa la acción desaparece
cuando te topes en las esquinas con alguien
idéntico a ti y puedas decirle ‘hola’, ‘ojalá’, ‘tal vez’,
‘recuerda’ o ‘quien sabe’
indistintamente
como si te refirieras a él o a ello o a ellos o a ti desde
la luz hacia la luz
es necesario que escriba una carta para poder ver
mejor la luz de las cosas
luego de leerla alumbrado por el antiguo vuelo de mis
amigos muertos
es necesario que recuerden todos su amor a la
música, si sosiego y su desdicha
y su propensión a la risa así como las arquitecturas
que urdían cuando podían hacer lo contrario
y su lamento, el lamento que ya fue analizado sin
usar la substancia humana,
sin planes, sin palabra ni consulta, pero con
ademanes repetidos bajo la mirada
que caía desde un pedestal diseñado en otro tiempo
para ensalzar a los mendigos, a los valientes y a los
inventores del azúcar y del resorte
y sus proyectos,
los rigurosos alegatos en favor del desquiciamiento,
de un anti-orden, para el retorno profundo al
verdadero ordenamiento
sus conmovedores argumentos para comprender
finalmente el simple significado de la estrella
sus penas tan dignas de respeto
sus venias (te explican el punto de partida de la vida)
encerraban una melodíia ingenua y lejana y te
inducían a ser más bueno y desentrañar con mayor
autoridad los signos misteriosos de las nubes y de las
calles
hacían que te vieras tal como eres (tu contenido, las
propias venias que jamás harás)
y les intitulabas medida de todo, y solucion secreta
de todo, y surgía de tu sombra una venia destinada
a ellos
y les intitulabas ‘caro destino, gayo amigo’.
Ven; yo vivo de tu dibujo
y de tu perfumada melodía,
soñé en la estrella a que con un canto se podría llegar
-te vi aparecer y no pude asirte, a turbadora distancia
te llevaba el canto
y era mucha lejanía y poco tu aliento para alcanzar
a tiempo un fulgor de mi corazón
-el que ahora estalla ahogado por alguna lluvia compasiva.