A Manuel Núñez Rguez.
In memoriam.
A muerto, la campana toca a muerto.
Ha muerto con la tarde y sin billete
de vuelta. Beberá pronto del Lete
cubierto de serrín y pez, cubierto.
Navega el ataúd destino a un puerto
de sombras, carne muerta en el grumete;
golpea hacia el vacío triste ariete,
golpea hacia la nada, en el desierto.
La vida en su destino es el destierro
salvaje, culminado cual si fuera
un baile de relojes el entierro.
Callado funeral de nieve y cera,
qué golpe de azahar, de flor y hierro
morir naciendo ya la primavera.