La noche (Tus ojos son el luto incandescente) de Teresa Domingo Català

Tus ojos son el luto incandescente
que se derrama al envolver las manos
con la cera caída de los cirios,
la mirada de estrellas expectantes.

Como un barco velero y silencioso
que rodea al vaivén del aire el istmo
yacente de la península inmóvil,
con sus crespones negros desplegados
al roce de las nieves y los vientos,
así transita la oscuridad tardía.

Como si fuera llama, un fuego oscuro,
que consumiera todos los reproches,
esas pequeñas guerras cotidianas
de pan y sal, lechugas y pimientos,
incinera su mismo vientre inmóvil
en cada amanecer, en cada casa
que acoge sus sueños lujuriosos.

Mas vienen la mañana y los relojes,
con la luz traicionera del deshielo,
para usurpar la absenta de las flores.