Se han desplomado todas las columnas
sobre mi vida, sólo tú sostienes
con tu gracia la cúpula del cielo
¡oh santa amparadora de mi muerte!
En mi deslumbramiento soy un grito.
¡Cómo me inundas con tu cabellera!
Y estoy tan lejos de tu maravilla
que nunca has de acercarme a la tristeza.
Voy con tus sedas, vivo en tus cabellos
y beso tu perfil en un suspiro
y vago solo cual los dioses muertos.
Llora mi corazón en tus vestidos.
Tengo las manos transparentes de alma
y nunca llegarán hasta tu rostro.
Se han desplomado todas las columnas,
la muerte caminó de Polo a Polo.
Pero en mis venas tu perfil fulgura.
Nadie me alzó más alto que tu gracia.
Me atravesé de amor como el Ungido
con las estrellas de sus cinco llagas.