Hallada de improviso
así como la muerte o como el júbilo,
dueña del día y dueña del destino.
¡Hallada ahora en el camino último!
¿Serás la amiga
o serás el amor hondo de música?
En los rincones se enfermó mi vida
y sólo me ha quedado mi dulzura.
Serás la amiga de los grandes ojos,
clara como una antorcha
que eleva su fragancia de heliotropo
sobe el gris pebetero de mi sombra.
Ojos sin límites
donde temblando se sostiene el día.
Ojos que hacéis mi corazón más triste.
Dolor de esencia tiene mi fatiga.
Ya no tengo mi valle,
ya se borró mi última montaña.
Sólo vive la herida de mi tarde
y el silencio dormido de mis canas.