En cada fuente entre las alamedas
lavé mi voz,
la pulí como un trozo de ónix
hasta dejarla transparente y celeste;
me la coloqué al cuello
(como pendiente de plata)
y así regresaré con ella
como si fuera una voz
que acaba de nacer.
Poemas de Ligia Guillén
Al salir del sueño
caracol tierno y desnudo,
se me impuso
una envoltura
que no tendrá nunca mis medidas.
Sólo en la casa de los espejos
conoceré el aspecto de mi sombra
que llora porque me queda grande.
Dejé las vestiduras
Perdidas durante la tormenta.
Sólo desnuda conocí
que se escribe con fuego.
el nombre del misterio