Arábiga de la sombra

Así como la sombra está tendida
a los pies de su árbol,
quisiera yo estar siempre junto a ti,
mi amor, mi amigo;
simplemente tenderme, estar ahí,
sobre la hierba que te circunda.
Ser luz que tú desvistes
con tu cuerpo,
no ser tuya, ser tú
en viceversa pura.

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Campanario pleno

Ya repican mis campanas
los albores de mi cuerpo;
un ángelus verde y loco
me galopa en el cerebro,
me traspasa todo el vientre,
¡ay!, me resuena en todo el sexo.
Por ti llaman mis campanas
a los oficios primeros,
¡ay!, oficios de ternura
de la liturgia del beso.

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Eunicianas (III)

Eres como uno de esos aguaceros soleados
del trópico húmedo
cayendo grecolatinamente sobre el verbo.
Eunice.
Suma poética,
poesía multiplicada.
Hirsuta de colibríes nutricios.
Exégeta de asombros.
Altiva, leal, bravía,
sensualera y dulcísima.
Asceta dispendiosa.

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Madrigales (I)

Puñados de avena tiro al aire,
amapolas al fuego,
desde que te he visto, amado;
la dulce ranciedad del higo pruebo,
y gimo,
y sorbos de agua bebo.
Y río y canto
y danzo hasta morir,
y me deleito
de la tierra que piso,
y todo es a mi voz
sonido y eco;
y loca me euforizo
y palidezco.

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