Si quisieras escucharme
te podría aconsejar:
Sabes que la ciencia mía
es de verdad.
Mira, no vale la pena
de revestir el talar
manto de la hipocresía,
que es falsedad.
Vé que no tiene comienzo
ni fin la inmortalidad:
no vendas por un instante
tu eternidad.