Héroes de carnaval, hijos mimados
de la casualidad, siempre oportuna,
en el poder os miro, sin que alguna
admiración me cause, que menguados
los pueblos, desde tiempos olvidados
fabricaron, sin lógica ninguna,
palacios, para audaces con fortuna,
presidios, para audaces desgraciados.
Ya que al común sentido así se ofende,
dando celebridad a ciertos nombres
cuya grandeza o pequeñez trasciende,
óyeme, sociedad, y no te asombres:
tu estatura bajísima comprende
quien mide el alma de tus grandes hombres.