Si no hubiera conocido tu piel,
si tus ángeles y sus pájaros
-morenos, desde luego-
no hubieran sido acariciados por mí,
si no hubiera tocado la ternura
de sus cantos y sus arpas
y la seda de sus plumas,
seguramente,
mi mano,
esta mano
tendría la dureza
de una piedra.
Poemas de Luis de Lión
Si tus labios en verdad fueran de azúcar
y no solamente dulces,
hace años que habría muerto…
¡Tú sabes que yo soy diabético!
Tú me pides
un poema
y yo te digo:
amor,
si tú lo eres.
Cada parte tuya
es una estrofa
y todo el conjunto,
poesía.
Para escribirte
habría que volver
a la poesía clásica,
habría que volver
gimnastas a los versos.
Así me gusta tu pelo,
tendido y húmedo
como una lluvia.
Ah,
qué infinidad de delgados ríos
se derraman sobre tu espalda,
qué inagotable fuente,
qué cielo el que se deshila.
Si tu pelo no fuera negro,
si fuera transparente
como esta gota,
diría que el día de hoy
principió el invierno
y correría descalzo
hasta empaparme
y vigilaría el momento
en que estallara la primera flor
e insurgiera la primera hierba.
Los hombres sentimos envida de los dioses:
ellos están en el cielo y nosotros, en la tierra,
ellos vuelan sin necesidad de alas
y nosotros tenemos que hacerlo sobre aviones,
ellos hacen los milagros y nostros tenemos que adorarlos.
Pero cuando tú y yo formamos la figura de un pájaro
volando sobre nuestro propio cielo
-alas son nuestros brazos-
y tu vientre se llena de la más perfecta creación,
son los dioses los que sienten envidia de los hombres.