Quiero sembrarme en ti. No me conformo
con tu piel, ni con tu risa, con tu aliento.
No me bastan tus ojos y tus labios.
Tu sangre quiero.
Tenderte junto a mí,
desmadejar tu pelo
sobre el césped, sentirlo embravecido
como el torrente negro.
Poemas de Luis Rius Azcoita
A lo oscuro corrías
de los bosques, huyendo.
Se llevaba tu sombra la mañana
herida por el fuego,
y a tu voz la arrojaban
en un pozo profundamente negro.
¿Dónde podías ir tú sin voz ni sombra?
¿Dónde esconder la muerte de tu cuerpo?
Vedlo otra vez aquí.
De su vieja piel brotan
absurdamente flores
en salvaje melena enmarañadas:
recientes, frescas, olorosas flores
(así Elvira Gascón lo ha dibujado).
Y de la cueva honda de su boca
a veces una voz terrible sale
clamando; voz oscura
que, inesperadamente traicionada,
al aire se transforma
en un tierno, armonioso,
inexplicable canto.