Breves lapsos de tiempo se atesoran
en la estable marea de la vida,
cuando no trunca el río su crecida
hacia esas aguas que lo enamoran.
Es una ola el lugar de la partida
donde juegan aquellos que se ignoran,
y con puños la espuma rememoran
como dados que ciernen una herida.
Camino del océano va luna,
desprendida la noche de su amante,
iluminando a muerte y a locura.
Sin entrañas, sin sangre, sin ventura
y con el porvenir espeluznante
transita en cada mar hacia la cuna.