Dicen que hay que dar gracias
por haber aguantado el huracán,
por haber esperado que pasara la noche.
Ahora es otro día
y hay que seguir, de frente,
levantarse en medio de tantos que quedaron,
allí, junto a nosotros.
Poemas de María Cristina Orantes
Aprendí a conocer a la inconstancia
y a alargar el instante que me daba,
fui viviendo a medida que llegaba
el tiempo en el reloj: mágica instancia.
Tiempo de arena. Tiempo detenido
en mi mano alfarera que soñaba
aprisionar al viento que flotaba
sobre mi piel, en beso convertido.
Aprendí a conocer a la inconstancia
y a alargar el instante que me daba,
fui viviendo a medida que llegaba
el tiempo en el reloj: mágica instancia.
Tiempo de arena. Tiempo detenido
en mi mano alfarera que soñaba
aprisionar al viento que flotaba
sobre mi piel en beso convertido.
Tal como es arriba, es abajo.
Entre el si y el no
¿cual es la diferencia?
Entre el bien y el mal
¿cual es la diferencia?’
TAO TE KING (Fragmento)
I
Todo igual.
Ninguna diferencia.
A las puertas de un siglo,
dos mil años después de los milagros
seguimos repitiendo las parábolas
y por el mismo camino, seguimos caminando.
dos mil años después hemos probado todo:
peeling, liposucción, bisturí mágico
que retrocede el tiempo sobre la piel
y la carroña que por dentro llevamos?
Yo comencé una historia que fue mía.
La tejí en el umbral de la mañana,
perfumé con su aroma mi ventana
y bebí de su luz al mediodía.
Así brotó en capullo la alegría
y se enredó en la vida cotidiana,
un año luz pasó y en la ventana
seguía yo tejiendo día a día.
Heredé vieja sangre contenida
en odre añejo pero no por ello
falto de aroma dulce y del destello
que en mi voz ha encontrado nueva vida.
un árbol de papel en cuya herida
cabe la antigua historia, el mismo sello
estampado en la sombra de un cabello
oculto en una joya adormecida.
Se iniciaba el ritual.
La espada viva abrió aquel vientre flor
y comenzó la búsqueda…
Fue abriéndose camino
hasta llegar al cáliz.
Se hizo la luz
al detenerse el tiempo,
no se supo si fue solo un instante
o cupo la eternidad en aquel sueño…
El trueno y el relámpago
sacudieron la piel asidos de la mano
y la vieja tormenta solitaria
se irguió en el centro de la vida.
I
Perdido en ese túnel de sí mismo
creyendo ver la luz en la luciérnaga
y el infinito en la línea de la mano,
llevando por delante
solo cinco sentidos…
¡y lo sabía todo!
Angosto y frágil intelecto,
astillado y dudoso.
Desde el paisaje huraño y desvelado
que acogió entre la niebla mi figura,
rescata mi memoria la más pura
imagen que guardara del amado.
Revivo silencios del pasado
en el beso amarrado a mi cintura,
y descubro una llama que perdura
en el minuto ayer eternizado.
Más allá de la línea del destino,
buscó en su mano la perdida huella
que indicara la ruta hacia la estrella
o encendiera la luz en el camino.
Siguió avanzando en paso peregrino,
es busca siempre de la clave, aquella
que traspasara el paredón que sella
la puerta entre lo humano y lo divino.
Rosa fragante, enseña desplegada,
rosa de miel, de luz, de primavera,
entre todas las rosas la primera,
de la inquina y las sierpes alejada.
Rosa, por dulces sorbos habitada,
de las palabras laboriosa obrera,
en ‘tela de concierto’ delineada
y del sutil aroma prisionera.
Tendida bajo el ala de la vida,
De par en par abierta la mirada,
Bebiéndose de un sorbo la jornada
Que en el tiempo dejara suspendida.
Vuelta sombra la piel estremecida,
Mariposa que yace traspasada,
Blanca vela que ondea desplegada
En la quieta llanura humedecida.
Pincelada que baja desde el cielo
a repartir un bien incomprensible,
larga y triste figura
que quiere llevar miel entre las manos;
rayo de sol que besa los labios de la amada,
una amada que a los ojos del mundo
está desvanecida.
Tres años resumidos en una bolsa plástica
se ha cerrado la puerta
y todavía guardo las llaves en mi bolso
se ha volteado la página
y aun quedaron capítulos pendientes,
pero no he de leerlos
y no habré de quedarme
a mirar a través de las rendijas
ni intentaré falsear la cerradura.