Ahora sí que eres Bola de Sebo, sí.
Diez años que te conozco,
y sin poseerte tres.
«Ya no me acuesto con hombres;
soy la dueña de la casa.»
Bola de Sebo
en la redondez espesa de tus brazos,
en tu vientre sin línea y muelle,
en tu torso macizo e inabarcable ;
mas casi no Bola de Sebo
en tus manuables pechos duros,
en tus muslos de V suave.
«Pero contigo es diferente;
tú me caíste bien.»
Y ojos boca manos cuerpo
vuélcanse sin imágenes.
La premonitoria lluvia de palabras
huye, se hunde lejísimos
porque aquí
manda el sentir sobre la voz.
Ahora sí que eres Bola de Sebo, sí.
Maupassant, te presento a:
Bola de Sebo bis.