Más que la muerte
el miedo.
(Mujeres vestidas de negro,
vacunadas de amnesia.
Son tristes. No olvidan).
Un muerto,
más que un muerto
el miedo
de ser sangre corriendo,
de ser una sombra vaciada de vida.
Más que la muerte
estar solo,
terriblemente solo
como un poderoso
que no sabe amar sin golpearnos.
Y la palabra
(como si tal cosa pudiese)
se sitúa más allá
intenta perderse de la muerte
aun cuando sabe que sólo es el fermento
de algún aliento antiguo que se resiste a callar.
(«Dios lo tenga en su gloria»,
musitaban las mujeres).
Hay un muerto,
nadie descansa.