para dejar mi vestido amarillo
mi escudo de armas
mis cincuenta y una perlas
mis poemas y mis cartas
a aquel que una tarde de enero,
en Piazza San Marco,
se miró en mis ojos
sin decirme nada…
para dejar mi vestido amarillo
mi escudo de armas
mis cincuenta y una perlas
mis poemas y mis cartas
a aquel que una tarde de enero,
en Piazza San Marco,
se miró en mis ojos
sin decirme nada…