Llegó el instante en que la tierra entera
va a adornarse de gracias y verdura,
y de Moisés por entre la espesura
la mano evocará a la Primavera;
En que, animados del divino aliento
De Jesús vivo que en los campos yerra,
van a surgir del fondo de la tierra
los retoños, al sacro encantamiento.
Y la nube, al pasar, del rayo herida,
hará llover sus lágrimas de vida.