No sé de cumbres ni de rosas,
todo lo que pienso es ya olvidado.
No tengo soberbia en mis adentros,
ni siquiera temores.
Nada enreda los abismos.
Tiño la vida de colores muertos,
de cenizas rojas.
Estoy sola ¡Sí! Estoy sola…
y no espero nada,
ni tu espejo, ni las sombras.
Soy un Aquiles que dejó talones,
que murió sin una causa,
sin estar presente en todas las batallas.
Traigo el mundo cubierto en una bolsa de tierra.
Soy una explosión de alcoholes fragmentados,
materia que se hundió en el lodo,
espectro de pisadas secas,
ni siquiera letras, versos o poema.
Soy nada sin causas,
espectáculo sin cruces,
materias desplomadas.
Nada sin ti,
más que nada.
¡Nada!