Búscame allí
donde baten los misterios,
donde anida el corazón de los poetas.
Búscame
en los poros de tu cuerpo,
en los pliegues más profundos de tu piel,
allí donde he muerto y renacido tantas veces.
Búscame además
donde menos se te ocurra,
en portales,
cementerios,
espacios inherentes de las sombras,
en cada niño que pierde su cometa.
Poemas de Claudia Casal Toledo
Fue testigo el viento
y cinco noches cabalgadas
del único rincón de tus entrañas.
Tal vez del sudor de las simientes
vertidas de tu sexo.
Fue testigo de las cifras
definidas por la historia.
Sabe bien el viento
de amores en la orilla,
sabe que… además
hay almas que se pierden,
que hay almas que tumban las promesas,
que recorren los caminos
sin sustancias ni alegatos,
luchas ni promesas.
Y si después de tantas palabras
no sobrevive la palabra.
Cesar Vallejo
Hoy no tengo nada que decir.
Soy un cuerpo y una boca que comulga,
un ente que ha hundido su nombre en el barro.
Hoy podría sacar las sombras de mis noches,
levantar a los piratas comulgados por la historia,
hacer un monumento en nombre de tu cuerpo.
Podría causarle glorias a la muerte,
descifrar enigmas que a nadie responden,
invocar indefinidas causas perdidas por el tiempo.
Hoy soñé los lamentos de mi suerte,
un color de sombra en la llovizna.
Dios, nunca pensó en crueles realidades,
se inventó su mundo a mis espaldas.
No me permitió soñar las primaveras
y me encontré a las cinco de la tarde
soñando un puño de palabras.
En la cruz murió el hombre un día,
Pero se ha de aprender a morir
en la cruz todos los días…
José Martí (El presidio político en Cuba)
Fui a la muerte sin zapatos ni virtudes,
lejos de sombras y huesos,
cáscara de lamentos.
Anda el profeta de paso por la luna,
hace suyo el silencio y pierde la nostalgia.
No ha descubierto el afán de conseguir su premio
¡Calla!
Sumerge su vida y vierte el perdón de la palabra,
sus ojos se ahuecan,
su espíritu sigue los caminos de aquellos que se fueron.
No sé de cumbres ni de rosas,
todo lo que pienso es ya olvidado.
No tengo soberbia en mis adentros,
ni siquiera temores.
Nada enreda los abismos.
Tiño la vida de colores muertos,
de cenizas rojas.
Estoy sola ¡Sí!
Ya no soy poeta
ni esto es una poesía,
es mas bien un manifiesto,
la retirada sin banderas blancas,
cuatro letras tiradas a su mala suerte,
pobres y agónicas,
confundidas,
mal interpretadas,
resignadas a su mal vivir,
preguntándose una y otra vez
por qué diablos cayeron en mis manos.
No fue la lluvia de un día no previsto
ni tu sonrisa en el cuento de un hada…
Este día fue algo más noble que mil cuentos.
Tú caminabas por los pasos de mis horas,
te construiste de un suspiro…
y miraste con sorpresas tus designios.
Puedes pensar de mí lo que te venga en ganas.
Que estoy podrida de cuerpos y de antojos,
que me estaciono a la fuerza en tus designios.
Puedes decir
que soy como un fantasma,
hablar sobre mis cuentos,
someterlos,
reír de mis pasajes más sedientos,
cautivar mis dominios de la carne.
Siete vientos me hablaron de las noches
…No escuché lo que decían.
Estaba sorda de pies y manos,
muda de voces,
escurriéndome entre sábanas usadas.
No escuché… o no quería.
Bien recuerdo que esos vientos
susurraban imposibles,
historias de los astros destruidos,
explosiones mudas,
rupturas del alma…
Y que sé yo cuantas más cosas,
no escuché ni una palabra
(Y no quiero que me tilden de inconsciente)
Ninguna de las voces
habló de grandes luchas,
de vencedores e invencibles.