Estás cansado, viejo tigre.
La casta te sirvió no del todo.
Tardaste mucho en comprender la vida,
el tiempo se te quiebra en las garras
pero sigues sin darte por vencido.
Lamen las tardes tus heridas.
Más leve ya el dolor de la floresta,
a tu último trecho te recoges.
Poemas de Nadia Consolani
Aquí estoy, ya dispuesta al sacrificio.
Al preludio se abrieron los salones,
bandos de aves volaron y pasaron,
Los reflejos verdosos de la laguna en los tapices
y el ruido de la seda color antiguo,
los retratos helados, las paredes salobres,
la luz azul de un diamante.
Verano 1985
Sola y bella entre el oro de la seda y los frescos descoloridos,
lenta te veo bajar escaleras solemnes,
las piedras altaneras, las mescolanzas de esta arquitectura
insatisfecha y pretenciosa.
El parque, el río, los sauces,
junto a ti todo y descontento aun hoy
y todavía circulan sin
reposo tus suspiros, tu tedio.