Nadie ha vertido
sobre su alfombra
las tinajas
ni golpea en su noche
los barrotes del sueño
ella intenta alcanzarlos
pero nadie
nadie es el que corre las opacas cortinas
el que esconde las cartas
el que no ve
a esa mujer que cruza
nadie es el que ríe
mientras hurga en la herida de su único ojo
se llama nadie
ha plantado sus tiendas
a ese lado del río
y por nadie responden todas las cosas muertas
que vigilan