Otra vez el amor (1) de Delia Quiñónez

Todo lo dulce y amargo
brotó de un solo instante:
tiempo espacio
sacrificados
al día que llegaba entre cenizas.

Visión, su luz, para vivir.
Cerrazón, su luz, para no saber vivir
sino atada a las manos
que escribieron la primera
y la última palabra.

Abarqué en la penumbra
todas las primaveras,
los soles,
los diminutos puntos de fuego
de todas las esquinas
y los puertos;
de todas las hogueras
que llamean
en la sombra que me cubre.

¡Todo el mar no bastó
para dejar sin huella
el breve trigo que dejó tu beso!