La luz cae como una hoja seca para iluminarte todo…estás
largamente desnudo.
Otra vez tus dedos ansiosos traspasan mi pecho y el amor sube
en sílabas de humedad hasta mis senos.
Tus labios erizan el manto de mi piel hecha de lunas, mientras el
timbre de tu voz pone sonido al viento.
Otra vez tú y yo, campo y selva, bebemos del olvido en este
impulso de serlo todo, con el deseo de extendernos por encima
de la más alta pregunta, para traspasar las metas de los siglos.
Otra vez acortamos las rutas para vernos y cerramos el paso del
tiempo.
Mañana la noche estará vacía en tus brazos abiertos…mi
corazón se desprenderá como una campana entre tus dedos.
Déjame amarte de nuevo, y enterrar los miedos en los astros
quietos.
Quiero arrancar la tristeza, y extraviarla entre mis versos.