álzate a mí, a mi boca, galvánico Amor mío,
terriblemente impuro bajo un sol de justicia,
revolcado en la muerte, como el furioso río
empapado de rayos, de tierra de inmundicia.
Retuércete en mis ingles, provoca un desafío
entre amargo orgullo y la casta caricia,
y desata los vientos, y el témpano más frío
para asolar el único vergel de la delicia.
Y asfíxiame en el fango, y hazme sombra de nada,
como un volcán de envidia, como una injusta mano,
como un diente roído que en la fruta se encona.
Y después de estar sucios y con la carne helada,
¡vamos al agua quieta donde fulge el verano,
vamos al mar sereno que nunca nos traiciona!