Persona pálida

Más mísero que las piedras
triste a más no poder
el hombre escuálido
el atril hubiera querido aniquilarse
Qué frío el viento me penetra en el sitio
de las hojas
de las orejas muertas
Solo cómo patalear para ahuyentar el frío
con qué pie iniciar la semana
Un silencio que nunca acaba
Ni una palabra tierna para engañar al invierno
La sombra del alma del amigo La escritura
Tan sólo las señas
Mi sangre daría una sola vuelta
Los sonidos se pierden en el espacio,
como dedos congelados.

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Poemas de capa y espada

Los caballeros del huracán se enganchan en los postigos de los comercios
Vuelcan los jarros de leche como simples alfeñiques
Giran alrededor de las cabezas
Van a apoyarse con nostalgia en la bola pilosa de los peluqueros

Caballeros del huracán
qué habéis hecho de vuestros guantes

Al azar por los barrios que ellos perturban
Suben entre las casas

Hacia arriba hacia abajo hacia arriba hacia arriba
Suspiran en las buhardillas
Suspiran en los respiraderos
Caballeros del huracán
Pero dónde pero dónde dejasteis vuestros guantes

Uno se aleja otro se aproxima
son dos bien lo veo
El que se aleja es San Sebastián
El que se aproxima es un pagano

Caballeros del huracán
Qué intrigantes que sois

San Sebastián se arranca algunas flechas
El pagano las recoge y las lame
San Sebastián lleva el reloj en la muñeca
Las tres y diez

Caballeros del huracán
Dónde dónde dónde dejasteis vuestros guantes

Uh Uh en las chimeneas
Las tres y once actualmente
Hace rato que no hay trenes subterráneos
Qué vais a buscar en los sótanos

Caballeros del huracán
Quizás hayáis perdido vuestros guantes

Aquí dejé mi corbata
Me responde San Sebastián
El pagano nada dice
Sin duda ha extraviado su corbata

Caballeros del huracán
Los guantes han caído a la alcantarilla

Uno observa el momento actual
El otro tiene recuerdos en los oídos
Uno alza vuelo y el otro muere
La noche se abre y muestra las piernas

Caballeros del huracán
Caballeros extravagantes

De «Le mouvement perpétuel»

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Que no hay amor feliz

Nada tiene seguro
El hombre ni flaqueza
Ni fuerza ni corazón
Si cree abrir los brazos
Una cruz es su sombra
Cuando quiere ceñir
Su vida la destruye
Es su vida un extraño
Doloroso divorcio
Que no hay amor feliz

Se parece su vida
A soldados sin armas
Que se hubiera vestido
Para muy otro fin
De qué puede servirles
Alzarse de mañana
Para hallarse a la tarde
Desarmados sin fe
Repetid «vida mía»
Y contened el llanto
Que no hay amor feliz

Amor mi bello amor
Desgarradura mía
Yo te llevo en mi ser
Como pájaro herido
y aquéllos sin saber
Miran cómo pasamos
Diciendo tras de mí
Palabras que he trenzado
y por tus grandes ojos
Murieron sin vivir
Que no hay amor feliz

De aprender a vivir
No hay tiempo es tarde
Lloremos en la noche
Nuestro llanto al unísono
Con cuántas pesadumbres
Pagamos un temblor
Y con cuántos dolores
La mínima canción
Por un son de guitarra
Cuánto hay que gemir
Que no hay amor feliz

Que no hay nunca amor
Que no sea un dolor
Que no hay nunca amor
Que no nos llegue a herir
Que no hay nunca amor
Que no pueda humillar
Ni el amor a la patria
Más que el amor a ti
Que no hay nunca amor
Que no haga llorar

Que no hay amor feliz
Nuestro amor es así

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Todas las habitaciones de mi vida

Todas las habitaciones de mi vida
Me habrán estrangulado con sus paredes
Aquí los murmullos se ahogan
Los gritos se rompen

Aquellas en las que viví solo
Con grandes pasos vacíos
Aquellas
Que guardaban sus espectros antiguos
Las habitaciones de indiferencia

Las habitaciones de la fiebre y aquella que
Había yo instalado para ahí fríamente morir
El placer alquilado Las noches extranjeras

Hay habitaciones más hermosas que las heridas
Hay habitaciones que os parecerán banales
Hay habitaciones de súplicas
Habitaciones de luz baja
Habitaciones dispuestas a todo excepto a la felicidad
Hay habitaciones para mí de mi sangre para siempre
salpicadas

En todas las habitaciones viene un día en que el hombre
se despelleja vivo
En que cae de rodillas que pide piedad
Que balbucea y se vuelca como un vaso
Y padece el suplicio espantoso del tiempo
Derviche lento es redondo el tiempo que gira sobre sí mismo
Que mira con ojo circular
El descuartizamiento de su destino
Y el pequeño ruido de angustia antes de las
Horas antes de las medias
No sé nunca si eso va a sonar por mi muerte
Todas las habitaciones son habitaciones de justicia
Aquí conozco mi medida y el espejo
No me perdona

Todas las habitaciones cuando por fin me he dormido
Han lanzado sobre mí el castigo de los sueños

Porque no sé de los dos lo peor soñar o vivir.

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X… Francés

Un nombre como sangre de trivial cortadura
sencillo por demás para ser retenido;
se dice sin pensarlo cual se bebe agua pura;
lo pudiera llevar cualquier desconocido.

Un nombre, corazón isócrono en que radie
la quietud de las horas si de pronto se altera;
un nombre que no haría volver el rostro a nadie:
como el que los soldados llevan en la pulsera.

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Décimas

Manso remanso del río.
Estrella en el cocotero.
Tanta paz cabe en enero
para tanto dolor mío.
Tanto color. Tanto frío.
Cocotero con su estrella.
Camino con tanta huella.
El río con su remanso.
La hamaca con su descanso.

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Hola

Tú, que vienes caminando
desde el fondo de mi vida;
que traes como bandera
la música de tu risa;
tú que en tus ojos escondes
lo que mi alma necesita;
tú, que en mi pecho has vivido
por años como dormida
y hoy me despiertas de golpe
hasta que no da cabida
mi pequeño corazón
para esta explosión de dicha.

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Quinto

Nada de ésto es así.
Esta no es nuestra tierra.
Ni ésta ni cualquier otra ni el agua.
Yo soy un desterrado.
Todavía mi espalda tiene dolor de alas.
Nunca podré aprender a tocar las monedas:
Se palpan
se acarician,
se toman fieramente,
¿o se les busca algo?

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Retrato de pie

Base de tu figura es tu pie breve
y porque en él se inicia tu estatura
lo encuentro de principio en tu figura,
como el agua es principio de la nieve.

Se me interna en alma su blancura
su peso musical de alondra leve:
en tu huella permíteme que lleve
el cimiento inicial de tu estructura.

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Séptimo

Tus nobles manos buenas.
Tus manos dulces sobre mi veneno.
Qué llamas tibias, compañera,
entre agujas de invierno.
Qué dos brasas serenas.
En ellas el milagro que sólo mi alma y yo sabemos.
El cielo limpio en ellas.
Pósalas, compañera, como dos alas médicas
sobre el turbio hemisferio
de mi cabeza.

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Toda tú

Toda tú eres santuario,
toda blanca;
se ha llenado tu cuerpo de designios.
Tienes la santidad de la esperanza
y la paz
generosa
de los lirios.
Toda tú eres milagro,
das tu lecho
de altas arenas
al naciente río;
enciendes en tu sangre
el claro fuego
y con tu carne pueblas el vacío.

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Avión

Guillaume Apollinaire asume La defensa de la palabra «avión» empleada
por el precursor Ader (1897), pero que había sido olvidada en favor del
término culto: aeroplano. El uso le ha dado la razón.

¿Qué habéis hecho, franceses, con Ader el aéreo?

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Cinco poemas a Lou

Llegó el invierno y ya he vuelto a ver los brotes
En las higueras los cercados Amor nosotros vamos
Hacia la paz esta primavera de guerra en al que estamos
Estamos bien Aquí escucha el grito de los hombres
Un marino japonés se rasca el ojo izquierdo con el
pulgar del pie derecho

Por el camino del exilio vienen los hijos de reyes
Mi corazón gira alrededor de ti como un kolo donde
bailan jóvenes soldados serbios junto a una virgen
dormida

El infante rubio da caza a sus ladillas bajo la lluvia
Un belga que se ha internado en los Países Bajos lee un
periódico en el que hablan de mí
En el dique una reina observa espantada el campo de
batalla

El enfermero cierra los ojos ante la horrible herida
El campanero ve caer el campanario como una pera
madura
El capitán ingles cuyo barco naufraga fuma su ultima
pipa de opio

Los hombres gritan Grito cara a la primavera de paz
que va a venir
Escucha el grito de los hombres
Pero yo grito cara a ti mi Lou eres mi paz mi primavera
Tu eres mi querida Lou la dicha que yo aguardo
Por ella nuestra dicha me preparo para la muerte
Por ella nuestra dicha sigo confiando en la vida
Por ella nuestra dicha luchan los ejércitos
Apuntamos utilizando un espejo sobre la infantería
diezmada
Los obuses pasan como estrellas fugaces
Los prisioneros van en tropas dolientes
Y mi corazón tan solo late por ti querida
Mi amor mi Lou mi arte y mi artillería

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El noviazgo

a Picasso

La primavera deja errar a los novios perjuros
y que las plumas azules que sacude el ciprés
donde anida el pájaro azul se agiten como hojas.

Una Madona al alba ha cogido las rosas silvestres
y mañana vendrá a por los alelíes
para poner en los nidos de palomas que destina
a ese palomo que al anochecer parecía el Paracleto.

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El puente Mirabeau

El puente Mirabeau mira pasar el Sena
Mira pasar nuestros amores.
Y recuerda al alma serena
Que la alegría siempre viene tras de la pena

Viene la noche suena la hora
Y los días se alejan
Y aquí me dejan

Frente a frente mirémonos-las manos enlazadas-
Mientras que pasan bajo el puente
De nuestros brazos -fatigadas-
Las hondas silenciosas de nuestras dos miradas

Viene la noche suena la hora
Y los días se alejan
Y aquí me dejan

El amor se nos fuga como esta agua corriente
El amor se nos va
Se va la vida lentamente
Cómo es de poderosa la esperanza naciente

Viene la noche suena la hora
Y los días se alejan
Y aquí me dejan

Huyen el lento día y la noche serena
Mas nunca vuelven
Los tiempos que pasaron ni el amor ni la pena
El puente Mirabeau mira pasar el Sena

Viene la noche suena la hora
y los días se alejan
y aquí me dejan

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Escribo solo a las cambiantes luces

Escribo solo a las cambiantes luces
Que arroja un leño ardiente
A veces se lamentan los obuses
Frecuentemente

Oigo el galope de un corcel que cruza
Por el campo lejano
El siniestro graznar de la lechuza
Sube al cielo mi mano

Traza estas líneas desoladamente
Adiós mi corazón
Trazo el signo también místicamente
De la Gran Ilusión

Oh mi místico amor oh Lou la vida
Nos dará el doble fuego
De la delectación nunca extinguida
Compartiremos luego

Un amor que será el único amor
Adiós mi corazón
Enciende un astro místico su fuego
Tiene el color

Del ambiguo color de tu mirada
Que entre las sombras arde
Siento una aguda herida renovada
Adiós.

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Fotografía

Tu sonrisa me atrae como
Me atraería una flor

Fotografía tú eres el hongo oscuro
De la selva
Que es su belleza
Los blancos ahí están
Claro de luna
En un jardín pacífico
Lleno de aguas vivas y de jardineros endiablados

Fotografía tú eres el humo del ardor
Que es su belleza
Y hay en ti
Fotografía
Lánguidos tonos
Donde se oye
Una melopea

Fotografía tú eres la sombra
Del Sol
Que es su belleza.

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La hoguera

A Paul-Napoléon Roinard

Tiré en el noble fuego
Que transporto y adoro
Vivas manos y mismo fuego
Ese Pasado esas cabezas de muertos
Llama hago lo que tú quieres

Ese galope repentino de las estrellas
No siendo más que en lo que se convertirá
Se mezcla con el macho relincho
De los centauros en sus acaballaderos
Y de los grandes lamentos vegetales

Dónde están esas cabezas que yo tenía
Dónde el Dios de mi juventud
El amor se ha vuelto malo
Que en la hoguera las llamas renazcan
Mi alma al sol se desnuda

En la llanura han crecido llamas
Nuestros corazones cuelgan de los limoneros
Las cabezas cortadas que me aclaman
Y los astros que han sangrado
No son sino cabezas de mujeres

El río prendido con alfileres sobre la ciudad
Te fija como una prenda
Partiendo del anfión dócil
Padeces todos los tonos encantadores
Que vuelven ágiles las piedras

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La linda pelirroja

Estoy aquí delante de todos un hombre con sentido común
que conoce la vida y de la muerte lo que un hombre puede conocer
probó los dolores y los goces del amor
impuso algunas veces sus ideas
conoce varias lenguas
y no ha viajado poco
vio la guerra en la infantería y la artillería
herido en la cabeza trepanada bajo el cloroformo
perdió sus mejores amigos en la espantosa lucha
sé de lo antiguo y de lo nuevo lo que un hombre solitario
puede saber de esas cosas
y sin inquietarme hoy de esta guerra
entre nosotros y para vosotros amigos míos
juzgo esta larga querella de la tradición y de la invención
del orden y de la aventura

Vosotros con la boca hecha a la imagen de la boca de Dios
boca que es el orden mismo
sed indulgentes al compararnos
con los que fueron la perfección y el orden
nosotros que siempre buscamos la aventura
no somos enemigos
Al queremos daros vastos y extraños dominios
donde el misterio germina para el que quiera cosecharlo
hay fuegos nuevos colores nunca vistos
mil fantasmas imponderables
para darles realidad
y explorar la bondad país enorme y silencioso
hay tiempo para desterrar
y tiempo para el regreso
piedad para nosotros que combatimos siempre en las fronteras
de lo ilimitado y lo porvenir
piedad para nuestros errores piedad para nuestros pecados

He aquí que viene el estío la estación violenta
y mi juventud ha muerto como la primavera
oh sol es el tiempo de la razón ardiente y espero
para seguir la forma noble y dulce
que adopta ella para que pueda amarla
llega y me atrae como al hierro el imán
tiene el aspecto encantador
de una adorable pelirroja

Sus cabellos son de oro se diría
un bello relámpago que nunca acaba
o esas llamas que presumen
en las rosas te marchitas ya

Reíd reíd de mí
hombres de todas partes sobre todo gentes de aquí
porque hay tantas cosas que no me atrevo a decir
tantas cosas que no me dejaríais decir
tened piedad de mí

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Noche renana

Colma mi vaso un vino como una llama trémulo
Escuchen la canción lenta de un barquero
Sobre siete mujeres vistas sobre la luna
Trenzándose su verde y larguísimo pelo

Canten de pié más alto mientras bailan la ronda
Que yo no escuche más cantar al barquero
Y pongan cerca mío a las muchachas rubias
De mirada inmóvil de trenzas recogidas

El Rin el Rin está ebrio donde viñas se miran
Todo el oro nocturno temblando ahí se refleja
En su agonía la voz canta siempre a estas hadas
De los verdes cabellos que hechizan al verano

Mi vaso se ha quebrado como una carcajada

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