Fauré, Gabriel

Gabriel Fauré
tiene el agrado de invitar a:
César Cui
con motivo de:
Intercambio de canciones.
Rue des Herbes Paris- France
(«Invitación», M: 86)

Delicado
Pero
Brutal, oh, escondido
Relator de los jardines

Libre eres al cantar
Ese único modo
De contar
Los reflejos del basalto,
El sol extendiéndose

«Oda a Fauré», M: 227

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Goethe, Wolfgang

«Canción para Wolfang (sic) Goethe»

Los cromáticos yates
Cruzan el mar azul
Azul prusia
De La Herradura
Los Cromáticos días
Que jamás no han de volver
Plenan de flores geranios
Blancos y el resplandor
De los bares: Paz de los bares
Paz de los cinemas
Donde recién ahora:
Qué breve es la vida
Se inicia la Poesía
La voz que incontable
Y en misterio
Vuelve para tomar
De cada ser su primitiva
Forma.

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Invenciones

Im Abendrot

A través del color y la alegría
Hemos caminado
Déjanos ahora descansar
En esta tierra silenciosa
El atardecer cae en los valles
Se oscurece el aire
Dos aves aún ascienden
Soñando en lo lejano
Pronto será tiempo de reposo
Y no equivocaremos el camino
En esta soledad
Oh paz tan largo deseada
Tan honda en el crepúsculo
Cansados ya de errar
Quizás sea la muerte así

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Mi corazón

Se enredó
Y desde entonces
En tu alma
Dormían los paisajes
Y la flor perpetua
De los jardines
Jamás recorridos. Tú
Y una tarde
Que acontece tú
Me hablabas
De algo me hablas
Pero el brillo de tu corazón
Te oculta
Algo me dices
Pero el estruendo
De tu alma
Me impide
Sobre el mar
Veíamos el transcurso
Del verano las flores
Del Estío las joyas
La armonía que
No debe ser quebrada.

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Petrarca, Francesco

Qué puedo yo ensayar/Sobre el autor de ese/Soneto. Creo que/
Petrarca…

la sotto giorni
nubilosi e brevi
nasce una gente a cu’il
morir non dole

En Campidoglio
Coronaron al Petrarca
De sonetos

y

la, sotto giorni
nubilosi e brevi

En Campidoglio
Se elevó el Petrarca
El triste Petrarca
A la altura
De coníferas ramas
Asfodelos
Y el agua de los ríos
Tévere
Yen lo alto
La luna
Seine
Rhein Amazonas
Y tras las siete colinas

Petrarca
My soul has grown deep
Like the rivers

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Prière

Señor de los abrelatas
El jardín en flor
La hojarasca
La tristeza. El recuerdo.
El sol. Los navegantes:
Sus naos prestas
A la brisa y cambiantes, sí
Cuando el Sol desciende
Y llega al mar la Aventura
Del vivir: los puentes
De carrizo, la arena,

Señor de la desolación
Señor que tallas
En el Espíritu
Más fuerte
A tu imagen un dolor

Señor de las mañanitas
Señor del azúcar
Señor de la espera
Señor del viento

No me oigas
Oye más bien
Lo que en ningún tiempo
Hé de decir.

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Shelley, P.B.

Adiós Percy Shelley
Quién sabe
Si nos veremos
Der Dichtung Schleier
Aus der Hand der Wahrheit
Plena ya es mi vida
Puedo regresar
Al valle profundo
O también, Percy,
Volver a hablar contigo,
Tú, que me enseñaste
que nada es sueño
Y menos aún el amor

* * *

Como el sueño tuyo
Que se refleja
En todos los sonetos
De Inglaterra
Tú soñaste
O, igualito es,
No soñabas
Es la enredadera
Y el denso paisaje
Algunos dicen
Que hay que liberarse
De los fantasmas
Del amor
Pero el amor
No son fantasmas
Tú, que sabías
Y hay en algún lugar
Pequeños preludios
Como el sueño tuyo
Nadie puede ocultar
Su origen
En el sueño
Nadie puede cubrir
Sus ojos humanos
Nadie puede ocultar
Su propia poesía
Nadie no ha sido triste
Nadie no ha sido
Alegre
Todos hemos construido
Pequeños preludios
Oda a Percy Shelley
Y, de alguna forma,
To know
Even hate
Is but a mask

* * *

Tú sabes del amor
Lo esencial:
Que es continuo y canta
Yennoblece
Y nada puede.

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Gota

Una gota de anís
resbala por tus muslos
con la indiferencia
de un barco que se aleja.
Suena el color dorado en las orillas del ojo,
del mar del ojo, del mal de ojo.
Sueña una imagen color naranja
con ser, eternamente,
una perseguidora quintaesencia.

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Habla Scardanelli

I
Cómo cantarte, Diótima, sin vino
y con el piano mudo que a señas me congela.
Cómo describir, en su cadencia, tus lentas ceremonias
si no puedo beberte de mi vaso,
si no te me atragantas rumorosa,
si la botella rota no conserva tu ardor
ni los reflejos.

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La primera mujer que recorrió mi cuerpo

La primera mujer que recorrió mi cuerpo
tenía labios de maga: labios verdes y azules,
con sabor a fruto silvestre,
con señales indescifrables como la miel o el aire.
Muchas veces incendió mis cabellos con siete granos y
siete aguas, con ensalmos que sonaban a campanillas
de barro, con nubes de copal que se mezclaban al embrión
que recorría mi frente coronada por ramos de albahaca.

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