A UN ARROYO

A mi hermano Juan de Dios Peza.

Cuando todo era flores tu camino,
cuando todo era pájaros tu ambiente,
cediendo de tu curso a la pendiente
todo era en ti fugaz y repentino.

Vino el invierno con sus nieblas, vino
el hielo que hoy estanca tu corriente,
y en situación tan triste y diferente
ni aún un pálido sol te da el destino.

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ADIÓS

A…

Después de que el destino
me ha hundido en las congojas
del árbol que se muere
crujiendo de dolor,
truncando una por una
las flores y las hojas
que al beso de los cielos
brotaron de mi amor.

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ANTE UN CADÁVER

¡Y bien! Aquí estás ya…, sobre la plancha
donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus límites ensancha.

Aquí, donde la rígida experiencia
viene a dictar las leyes superiores
a que está sometida la existencia.

Aquí, donde derrama sus fulgores
ese astro a cuya luz desaparece
la distinción de esclavos y señores.

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HISTORIA DEL PENSAMIENTO

Cuando a su nido vuela el ave pasajera
A quien amparo disteis, abrigo y amistad
Es justo que os dirija su cántiga postrera,
Antes que triste deje, vuestra natal ciudad.

Al pájaro viajero que abandonó su nido
Le disteis un abrigo, calmando su inquietud;
¡Oh!

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HOJAS SECAS

I

Mañana que ya no puedan
encontrarse nuestros ojos,
y que vivamos ausentes,
muy lejos uno del otro,
que te hable de mí este libro
como de ti me habla todo.

II

Cada hoja es un recuerdo
tan triste como tierno
de que hubo sobre ese árbol
un cielo y un amor;
reunidas forman todas
el canto del invierno,
la estrofa de las nieves
y el himno del dolor.

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LA AUSENCIA DEL OLVIDO

DOLORA

A Lola

Iba llorando la Ausencia
con el semblante abatido
cuando se encontró en presencia
del Olvido,
que al ver su faz marchitada,
le dijo con voz turbada:
sin colores,
—«Ya no llores niña bella,
ya no llores,
que si tu contraria estrella
te oprime incansable y ruda,
yo te prometo mi ayuda
contra tu mal y contra ella».

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MISTERIO

Si tu alma pura es un broche
que para abrirse a la vida
quiere la calma adormecida
de las sombras de la noche;

si buscas como un abrigo
lo más tranquilo y espeso,
para que tu alma y tu beso
se encuentren sólo conmigo;

y si temiendo en tus huellas
testigos de tus amores,
no quieres ver más que flores,
más que montañas y estrellas;

yo sé muchas grutas, y una
donde podrás en tu anhelo,
ver un pedazo de cielo
cuando aparezca la luna.

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NADA SOBRE NADA

Poesía leída en la velada literaria que celebró la Sociedad «El Porvenir» la noche del 3 de mayo de 1873.

Pues, señor, dije yo, ya que es preciso
puesto que así lo han dicho en el programa,
que rompa ya la bendecida prosa
que preparado para el caso había,
y que escriba en vez de ella alguna cosa
así, que parezca poesía,
pongámonos al punto,
ya que es forzoso y necesario, en obra,
sin preocuparnos mucho del asunto,
porque al fin el asunto es lo que sobra.

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NOCTURNO

A Rosario

¡Pues bien!, yo necesito decirte que te adoro,
decirte que te quiero con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto, y al grito en que te imploro,
te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión.

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ODA

Leída en la sesión que el Liceo Hidalgo celebró en honor de Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda.

De los tres cielos que recorre el hombre
de la existencia en la medida impía,
cuando la gloria me enseñó tu nombre
yo estaba en el primero todavía.

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POBRE FLOR

—«¿Por qué te miro así tan abatida,
pobre flor?
¿En dónde están las galas de tu vida
y el color?

»Dime, ¿por qué tan triste te consumes,
dulce bien?»
—«¿Quién?, ¡el delirio devorante y loco
de un amor,
que me fue consumiendo poco a poco
de dolor!

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SONETO

Porque dejaste el mundo de dolores
buscando en otro cielo la alegría
que aquí, si nace, sólo dura un día,
y eso entre sombras, dudas y temores.

Porque en pos de otro mundo y de otras flores
abandonaste esta región sombría,
donde tu alma gigante se sentía
condenada a continuos sinsabores.

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UN SUEÑO

A Ch….

¿Quieres oír un sueño?…
Pues anoche
vi la brisa fugaz de la espesura
que al rozar con el broche
de un lirio que se alzaba en la pradera
grabó sobre él un «beso»,
perdiéndose después rauda y ligera
de la enramada entre el follaje espeso.

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YA SÉ POR QUÉ ES

DOLORA

A Elmira

Era muy niña María,
todavía,
cuando me dijo una vez:
—Oye, ¿por qué se sonríen
las flores tan dulcemente,
cuando las besa el ambiente
sobre su aromada tez?
—Ya lo sabrás más delante
niña amante,
le contesté yo, y una mañana,
la niña pura y hermosa,
al entreabrir una rosa
me dijo: —¡Ya sé por qué es!

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YA VERÁS

Goza, goza, niña pura,
Mientras en la infancia estás;
Goza, goza esa ventura
Que dura lo que una rosa.
¿Qué?, ¿tan poco es lo que dura?
Ya verás niña graciosa,
ya verás.

Hoy es un vergel risueño
La senda por donde vas;
Pero mañana, mi dueño,
Verás abrojos en ella.

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ARCÁNGEL DE PEREZA

Un arcángel me ronda indiferente,
oigo sus alas cerca de mi aliento;
un arcángel me ronda, yo lo siento
con el peso del aire por mi frente.
El me enseñó a decir «inútilmente»
y a darle los propósitos al viento;
su espada, del metal del desaliento
se hundió en mi voluntad desobediente.

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DE MÍ, UNA GUITARRA

Cuando yo me haya ido
-qué triste que me vaya-
de esta madera mía
que me hagan una guitarra.

Cuando termine la muerte,
si dicen: «¡A levantarse!»,
a mí que no me despierten.

Que por mucho que lo piense,
yo no sé lo que me espera
cuando termine la muerte.

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BESO

¡Qué sola estabas por dentro!

Cuando me asomé a tus labios
un rojo túnel de sangre,
oscuro y triste, se hundía
hasta el final de tu alma.

Cuando penetró mi beso,
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.

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