Canción

Ellos me anunciaron,
(Hijo, tengo miedo),
Ellos me anunciaron
Que él iba a partir…

Mi luz encendí,
(Hijo, tengo miedo),
Mi luz encendí,
Y me aproximé. ..

En la primer puerta,
(Hijo, tengo miedo),
En la primer puerta
La llama tembló…

Luego, en la segunda,
( Hijo, tengo miedo )
Luego, en la segunda,
La llama me habló…

En la tercer puerta
(Hijo, tengo miedo)
En la tercer puerta
La luz se apagó.

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A la muerte

Ven a mis manos de la
tumba oscura,
Ven, laúd lastimero,
Do Túbulo cantaba su ternura
Dando a Delia su acento postrimero.

Y tráeme los ayes encantados
Con que dulce gemía,
Cuando ya con los párpados cerrados
En brazos de su amor desfallecía.

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La canción desesperada

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

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Poema 16 de amor

En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.

La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios:
oh segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!

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Poema 17 de amor

Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes,
enterrando lámparas.
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías,
molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.

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Soneto V de amor

No te toque la noche ni el aire ni la aurora,
sólo la tierra, la virtud de los racimos,
las manzanas que crecen oyendo el agua pura,
el barro y las resinas de tu país fragante.

Desde Quinchamalí donde hicieron tus ojos
hasta tus pies creados para mí en la Frontera
eres la greda oscura que conozco:
en tus caderas toco de nuevo todo el trigo.

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Soneto VIII de amor

Si no fuera porque tus ojos tienen color de luna,
de día con arcilla, con trabajo, con fuego,
y aprisionada tienes la agilidad del aire,
si no fuera porque eres una semana de ámbar,

si no fuera porque eres el momento amarillo
en que el otoño sube por las enredaderas
y eres aún el pan que la luna fragante
elabora paseando su harina por el cielo,

oh, bienamada, yo no te amaría!

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