II
Si te he de perder un día
que no sea entre semana
ni en domingo
ni en sábado
ni en nada.
VIII
Ah mi pequeño capulín,
qué manera de hablar tiene tus ojo;
me platican historias de amor que no conozco,
me platican la rosa entera de los vientos;
en el puro silencio me levantan,
me hago la cúpula más alta
para tos ojos gregorianos